Cigarrillo en mano, labio leporino con
cicatriz, mirada poco visible, anteojos de marco negro cual cineasta snobista o
músico ‘nerd’ (entiéndase por ello Graham Coxon, Elvis Costello). Semblante y
apariencia seria y adusta, portador de una guitarra Gretsch o una Epiphone
Sheraton con sonido de caja.
¿Más pistas?
Ruiseñor el ocaso, amante de la
oscuridad y de los climas noctámbulos. A mi criterio, pocos captan tan
adecuadamente la sensación de la noche como el fotógrafo húngaro-francés
Brassaï, o como la música de este hombre a quien me estoy haciendo referencia.
¿Aún con estos datos no es suficiente?
Discípulo de la escuela ‘crooner’ (por
definición: música elegante de salón, entonada por hombres de voces graves y
sensuales que despiertan el fervor del público femenino con sus encantadores
modales de ‘dandy’).
Ex- miembro de Pulp.
El camino se acota y si bajo ninguno de
estos distintivos lograste identificar al sujeto, sólo puedo afirmar con
seguridad que después de oírlo, lo vas a tener calado a la perfección.
Bajo esta incógnita se esconde Richard Hawley, un músico que ya
tiene seis discos en su haber bajo la manga, pero no por ello el reconocimiento
del que es merecedor.
Proveniente del norte de Inglaterra,
(más precisamente de los suburbios de Sheffield), su sonido no puede estar más
alejado de su cultura de orígen, dado que su corazón reside en las raíces de la
música norteamericana. Sus ‘padres’ mayores en otra vida, remontándonos atrás
fueron: Bing Crosby, Nat King Cole, Frank Sinatra, The PLatters, Buddy Holly,
Johnny Cash, Ricky Nelson, Roy Orbison y más que nadie, Elvis Presley,
sobretodo por las bases cincuentosas en sus temas. Y se podría decir que sus
parientes más próximos y contemporáneos dentro del árbol genealógico de la
musicología lo situán entre Engelbert Humperdinck, Scott Walker & The
Walker Brothers, The Divine Comedy, Serge Gainsbourg, Lee Hazlewood, The Last
Shadow Puppets, Angelo Badalamenti (¿por qué no?) y el mismísimo Jarvis Cocker.
Si batimos todo esto en una licuadora
obtenemos la ejemplificación del perfecto crooner postmoderno: un hombre cuya
música es sofisticada y de buen gusto, dotada de caballerosidad pero con un
componente actualizado, sin estar ‘chapado a la antigua’ ni pecar de ser
arcaico. Ideal para el oído de cualquier dama enamorada de la sensibilería de
la vieja escuela ¿no?
Se nota que Hawley creció escuchando música llena de
‘echo’ y ‘reverb’. Es notoria su devoción por las bases rockabilly, por el folk
como género acústico y por la era de los 50′s: un mundo cuyo prototipo de
belleza eran las mujeres pin-ups (pulposas bombas sexuales), un paisaje colmado
de Chevrolet Corvettes, Cadillacs Grille / Coupes y rockollas. Una era donde
crecía el consumismo, avalado por una incipiente y emergente juventud que se
hacía oír en busca de diversión.
También cabe destacar el guiño hacia el
sonido surf-playero, mediante el uso del slide, del steel guitar y del trémolo
con distorsión (levemente influenciado por Santo & Johnny, Dick Dale, The
Tornados, The Marketts y The Wrecking Crew).
Un artista que se rehusa a ser
considerado como alguien ‘pasado de moda’ y que va contra la corriente, un
objetivo bastante ambicioso en la meta de una persona humilde y de tan bajo
perfil.
DEBERÍAS
ESCUCHAR A RICHARD HAWLEY:
- En una noche de cóctel y copeteo,
con un martini o algún aperitivo ‘Bond’ en mano, en búsqueda de flirteo y
seducción de ‘esa’ persona que te mueve el piso.
- Si se te da por bailar lentos en un
balcón con la vista a las luces de la ciudad de fondo, cual postal de película
hollywoodense.
-Si disfrutas del amor y la buena
compañía. Es ideal para estar en pareja en silencio, dejando que un romántico
empedernido e incurable exprese en sonidos lo que uno no puede decir.
NO DEBERÍAS ESCUCHAR A RICHARD HAWLEY:
- Después de una ruptura amorosa.
Ciertos de sus temas te llevan directo al derrape suicida, a dirigirte hacia un
bar y pedir desconsoladamente: ‘Mozo, sirveme una copa rota, quiero sangrar
gota a gota el veneno de su amor’.
- Si recién te levantas: no funciona
bajo el efecto diurno del halo crepuscular. Es música 100% nocturna, tenue y
sin demasiados matices cromáticos. El mejor remedio para insomníacos que
encuentran en la noche a su mejor aliada.
- Si no te gusta lo ‘oldie’, lo que
escuchaba la generación de tus viejos, tíos o abuelos.
PARA TENER
EN LA REPISA ENTRE :
- Iggy Pop – Preliminaires
- David Bowie – Heathen
- The Last
Shadow Puppets – The age of the
understatement
- Angelo
Badalamenti – OST Twin Peaks
- Elvis Presley
– Love, Elvis
- The Walker
Brothers – No regrets,The Best Of Scott
Walker and The Walker Brothers 1965-1976
- Jarvis Cocker – Jarvis
Txt: María Gudón
Nota escrita para UltraBrit
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