sábado, 6 de abril de 2013

Franz Ferdinand: la fórmula autómata de rock bailable



Si se toma el concepto  de ‘Clockwork’ (= mecánico) como un mecanismo que utiliza una compleja serie de engranajes para hacer funcionar con precisión objetos bajo un sistema (por ejemplo de relojería), se podría decir que en esta misma lógica entrarían algunas bandas como Franz Ferdinand, que van tras un sonido de tempo hiper cronometrado y firme.    

El cuarteto oriundo de Glasgow visitó por tercera vez el país luego de haber tocado anteriormente en el Luna Park y en River teloneando a U2 hace ya tres largos años. Esta vuelta (algo tardía)  tuvo lugar en el Festival Movistar Free Music, un evento gratuito organizado por la compañía telefónica en el Planetario de Palermo para los clientes exclusivos del servicio.

Luego de una tarde amenizada por Nico Cota y su banda, los indiefolks islandeses de Of Monsters and Men (que dejaron con gusto a más) y el dúo de productores Diplo y Switch, a.k.a Major Lazer, un escenario de austera y simple decoración bañado en luces rojas daba pie a que la banda transocéanica comenzara a hacer su gracia.

La fórmula quedó clara desde el vamos: FF se trata de una maquinaria bailable que produce temas de una circularidad y métrica perfecta. Hay cierta redundancia en el repertorio que hace que la concentración por momentos se disperse, pero sus integrantes se encargan de disimular esto agitando la noche con una dinámica que no baja y se mantiene al palo durante más de una hora y media de show .

El grupo, que irrumpió en la escena del retro rock a comienzos de la década del 2000 rescatando iconografía de vanguardias artísticas como el Constructivismo Ruso y tomando cierta influencia del sello Postcard (con Orange Juice o The Au Pairs como educadores referentes), cuenta con tres discos: el debut homónimo (2004), You Could Have It So Much Better (2005) y el menos exitoso en términos comerciales, Tonight: Franz Ferdinand (2009).

La excusa de su paso por Argentina fue adelantar un puñado de siete nuevas canciones que  ya estrenaron en varios festivales europeos a lo largo del 2012. ¿Ejemplos? ‘Right thoughts! Right Words! Right Action!’, ‘Evil Eye’, ‘Fresh Strawberries’,‘The Blackpool Illuminati’, ‘I’ll Never Get Your Bullet Out of my Head’y ‘Goodbye Lovers & Friends’, a las que fueron mechando entre medio con un repaso de viejos temas de sus inicios como ‘Michael’ o ‘Tell Her Tonight’.

Pero la situación cobra verdadera potencia y la banda escocesa se adueña del público local cuando saca los ases bajo la manga: sus hits. Alex Kapranos, un frontman de palabras medidas, no necesita presentar lo que ya habla por sí solo: los puntos más álgidos del show: ‘The Dark of the Matinee’, la coreable ‘Do You Want To’, ‘Walk Away’, ‘The Fallen’ o su más demoledor himno para cabecear y bailar, ‘Take Me Out’.

Pasada la mitad y casi llegando al final del show luego de tanto derroche de éxitos, el grupo se permitió ciertas atribuciones como hacer un medley entre l ‘Can’t Stop Feeling’ (de su última placa) en fusión con los sintes del clásico ‘I Feel Love’ del dúo entre la difunta Donna Summer y Giorgio Moroder, extendiendo las vibras disco-funk hasta dar por cerrada la velada con ‘Outsiders’, en que, para sorpresa de varios, abandonaron sus respectivas posiciones e instrumentos para acomplarse al batero Paul Thomson en un largo y descontrolado solo percusivo.

Tras la efusiva ovación que pedía por más, Franz Ferdinand salió a quemar sus últimos cartuchos, guardando como bises ‘Jacqueline’, con Kapranos luciendo su voz a capella acompañado solamente por una guitarra, ofreciendo ‘Animals & Trees’ (otro adelanto de su futuro cuarto disco)  y prendiendo combustión en la gente con ‘This Fire’.

La fórmula está servida ante los oídos y parece simple pero produce algo complejo: todos los componentes aunados que esta banda requiere para que su música active el movimiento y groove son: una grave y pulcra voz, pegadizos riffs de guitarra, resonantes bajos rítmicos y frenéticas e insaciables baterías que sostienen el esqueleto. Ahí reside el secreto: en nada más y nada menos que esas cuatro partes necesarias para que el todo funcione mecánicamente como funciona.


Txt: María Gudón
PHs: Extraída de la página web de Rock & Pop. Tomada por José Luis García


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