viernes, 5 de septiembre de 2014

Gustavo Cerati: De aquí a la eternidad a través de su música



Ayer la comunidad musical recibió la mañana con una noticia de tristeza infinita: tras cuatro años en coma por un ACV en Venezuela (donde dió su último concierto), Gustavo Cerati falleció a sus 55 años en la clínica ALCLA (Nuñez) donde permanecía internado. El motivo del deceso fue un paro respiratorio, según comunicó públicamente su familia en la página y las redes oficiales del músico.
Miles de fans y artistas allegados hicieron cuadras de cola para despedirlo en la Legislatura Porteña y, ante la pérdida, se decretaron dos días de duelo.
La noticia sorprendió porque los partes médicos venían siendo estables (especialmente desde la última actualización en su cumpleaños) y no demostraban mayores complicaciones o riesgos. Si bien tras el accidente Gustavo se encontraba en estado vegetativo, su muerte no dejó de asombrar y provoca un gran vacío en el mundo de la música.
Cerati fue un artista vanguardista que se nutrió de las tendencias internacionales y las adaptó a la cultura rockera local, importando a sus sonidos desde el trip hop cargado de loops y samplers pasando por el shoegaze y lo sónico, el pop con pinceladas góticas y los beats electrónicos hasta el folk acústico. Disco a disco, tanto al frente de Soda Stereo como en sus pasos solistas, se desafió a sí mismo y al oyente con nuevas búsquedas, rompiendo el esquema de lo que había hecho anteriormente y saliendo de su zona de confort para explorar nuevas rutas. Siempre sonó con una pulcritud, precisión y un buen gusto que nada tenía por envidiarle a cualquier artista extranjero.
Sus shows eran de avanzada, contaban con una infraestructura, juego de luces y proyecciones de última tecnología, escoltados por una banda de talentosos (Fernando Nalé, Fernando Samalea, Leandro Fresco, Richard Coleman y Anita Alvarez de Toledo) que hacía que ese engranaje sonara con total profesionalismo y frescura.
Por estas razones (producción de alto nivel, ejecución de la guitarra con maestría, voz exquisita, imagen cuidada, letras poéticas y abstractas) y por su coherencia artística, consideramos a Gustavo Adrián Cerati un músico conceptual de primera línea y celebramos que haya sido nombrado en agosto Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
Así lo recordamos con algunos de sus mejores temas. Buen viaje maestro, ahora pasaste a la inmortalidad con tu obra.

Colores Santos
Un disco avanzado que resulta moderno hasta para nuestros días. Colores Santos salió en 1992 y marcó un momento único de fusión creativa entre Cerati y Daniel Melero. Canciones nocturnas que coquetean con el pop ambiental y las pulsiones electrónicas




11 Episodios Sinfónicos
Gustavo se arriesga a llevar sus canciones al campo sinfónico-orquestal y logra revestirlas de dramatismo y sofisticación ornamental. Todo encaja a la perfección: la locación del concierto especial en el Teatro Colón, su atavío (ese sobretodo simil al que usaría “El Principito”, diseñado por Pablo Ramirez) y la numerosa orquesta dirigida por Alejandro Terán.




Amor Amarillo
Un disco soleado y brillante de corte 100% pop. Por aquel entonces Gustavo estaba concentrado en la intimidad del seno familiar y eso, en parte, se nota en las canciones “Te llevo para que me lleves” (en la que participa su ex mujer Cecilia Amenábar, que por aquellos tiempos estaba embarazada de Benito) y “Lisa”, un track que bautizaría a su hija tres años más tarde. Las vibraciones electrónicas se dejan escuchar en “Pulsar” y las guitarras alternativas reclaman su lugar con “Av. Alcorta”.




Bocanada
Cerati es uno de los pocos referentes locales que supo hacer una bajada del movimiento trip-hop. Junto a Flavio Etcheto, Leo García, Rudie Martínez y otros músicos de la camada, creó un álbum de climas cool , generando un patchwork o collage sonoro a partir de capas de samplers. Abundan los climas sensuales y noctámbulos ( en“Tabú” que se da el lujo de samplear a Spencer Davis Group, “Beautiful”, “Verbo Carne” y “Paseo Inmoral”), los pasajes instrumentales colgados y la estabilidad mid-tempo (“Río Babel”, “Engaña”).
Una verdadera bocanada de aire fresco que irrumpe en la escena por 1999




Siempre es Hoy
La tendencia por el 2002 se centra en el pop con sintetizadores y sutiles arreglos de guitarra (en Argentina conviven muchas bandas dentro del campo dedicadas al género: Bristol, Proyecto Verona, Miranda, Adicta, Entre Ríos, Altocamet). Gustavo inocula su música con estos rasgos y produce el disco más electrónico de su carrera, en parte influenciado por otros proyectos como el soundtrack del film lisérgico +Bien (en el que actúa junto a Ruth Infarinato) y en parte por arrastrar la marcha bailable de su proyecto techno Plan V. Como evidencia de esto, al año siguiente sale el disco de reversiones de Siempre Es Hoy, con mixes a cargo de renombrados Djs y productores de la escena nacional




Ahí Vamos
El cuarto disco corta por lo seco con la búsqueda anterior para subir el volúmen a tope, pisar el pedal de distorsión y entregar riffs de guitarra bien rockeros (“La Excepción”, “Dios Nos Libre” o “Bomba de Tiempo” son ejemplos). Las baladas pop siguen en vigencia por momentos y tocan su pico más alto con “Adiós”, “Crímen” y “Lago en el Cielo”




Fuerza Natural
Las influencias se detienen en el country y el folk de los setenta. Cerati logra una obra mística muy ligada a la naturaleza, la banda sonora ideal para ambientar un road tripping diurno. Hay un tributo al órden cósmico, al viaje de expansión a la conciencia, al equilibrio interior y a los misterios que se esconden tras fenómenos astrológicos y alquímicos.
Casi como un presagio de lo que ocurriría meses más tarde tras su accidente cerebrovascular, el disco tiene frases como “Cerca del final, solo falta un paso más, siente un déja vú” y termina con el track oculto # (Numeral), que se despide con la frase “Paré de contar”.